27/04/2020 Fuente El diario.
Los habitantes de la Península Ibérica y del sur de la costa atlántica francesa de hace 7.000 años consumían menos leche que sus coetáneos del norte de Europa, según un estudio que ha analizado restos encontrados en las vasijas neolíticas de aquella época.
Este descubrimiento podría explicar por qué los actuales habitantes del norte de Europa tienen menos intolerancias a la lactosa que los europeos del sur.
La investigación, que publica hoy ‘Nature Communications’, la ha liderado la investigadora Miriam Cubas (Universidad de York-Universidad de Oviedo), y en ella también ha participado André Colonese, investigador del Departamento de Prehistoria y del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB).
Los resultados revelan que el consumo de lácteos era muy desigual entre las primeras poblaciones neolíticas del Occidente de Europa, con un menor consumo en las regiones del sur de la costa atlántica -península Ibérica y Francia- que en las del norte.
Los investigadores han conseguido recuperar residuos de las actividades culinarias en las vasijas usadas por las sociedades prehistóricas de hace 7.500-5.500 años, de 24 yacimientos entre Portugal y el Báltico, y han hecho análisis químicos de los restos de grasas de animales, cera de las plantas, aceites de pescado y resinas preservados en las cerámicas prehistóricas.
Entre los restos identificados destacan los productos lácteos, cuya presencia se incrementa hacia la zona norte de Europa, la región atlántica francesa y las Islas Británicas.
Los autores concluyen que estas diferencias pueden estar relacionadas con las diferentes actividades ganaderas, con una mayor presencia de ganado vacuno en el norte y una ganadería centrada en ovejas y cabras en el sur de Europa.
En la Península Ibérica estas prácticas culinarias reflejan una importancia de la carne de oveja y cabra, que se introducen en la cocina en esos momentos.
Según ha informado la UAB, se trata de una de las comparaciones regionales más amplias publicadas hasta ahora sobre el uso de la cerámica durante la Prehistoria.
Uno de los hallazgos más sorprendentes es la ausencia de alimentos marinos en las cerámicas documentadas, incluso en yacimientos arqueológicos situados en zonas de costa, excepto en la zona del Báltico, donde tanto los recursos lácteos como los alimentos marinos fueron preparados en la cerámica.
«Nuestro estudio contribuye a obtener más información sobre cómo vivieron los grupos humanos durante este proceso de cambio tan trascendental que supuso la introducción de la ganadería y la agricultura», ha declarado Cubas.
«Las diferencias respecto a la frecuencia de aparición de los productos lácteos podrían ser importantes para comprender la evolución de la tolerancia a la lactosa en los adultos en Europa. Hoy en día, las mutaciones genéticas que permiten a los adultos digerir la lactosa tienen una mayor presencia en la zona noroeste de Europa que en las regiones del sur», ha señalado el profesor de Arqueología de la Universidad de York Oliver Craig.
Según Colonese, «estos datos ofrecen una ventana a la riqueza de las tradiciones culinarias entre los primeros agricultores de Europa occidental».
En este trabajo han participado también investigadores de Sociedad de Ciencias Aranzadi; Instituto Max Planck; Universidad de Cantabria; INRAP; Servicio de Arqueología de Normandía; Servicio de Arqueología de Calvados; Universidad de Lisboa; UNIARQ; Universidad de Santiago de Compostela; Universidad de Rennes; Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria; Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social; Universidad Rovira i Virgili; Museu Arqueológico de São Miguel de Odrinhas y Universidad de Barcelona.