26/11/19 Fuente La Vanguardia.
Robert Zemeckis predecía en Regreso al futuro , de 1989, que todos los electrodomésticos estarían conectados. Y, pese a que no nos desplazamos con coches voladores como en el film, sí se han hecho realidad otras invenciones como los aeropatines o los zapatos que se abrochan solos. Si en 30 años nuestra sociedad ha cambiado tanto ¿cómo será de aquí a 50?
Nos dejaremos llevar por coches autónomos, haremos la compra en remoto directamente con la nevera y utilizaremos asistentes virtuales para informarnos de los valores nutricionales de los productos. Gracias, por ejemplo, a la tecnología blockchain sabremos la trazabilidad de la leche que nos tomamos en el desayuno. ¿Te imaginas conocer su origen, dónde se ha producido o el nombre de la vaca de la que proviene?
Siguiendo con la leche y regresando al pasado, comprobaremos como en los últimos 50 años, precisamente, la empresa Calidad Pascual ha sido pionera en esta industria. Fue la primera en introducir en España la uperisación y el envasado tetra brik.“Hace 50 años, Pascual revolucionó el mundo lácteo español y queremos volver a hacerlo hoy… y en 2069”, comenta Sofía Pérez, directora de I+D de Calidad Pascual. La compañía quiere seguir abanderando la innovación del sector. Sin duda, en el futuro, este producto guardará una calidad casi intocable, tendrá más cercanía a los puntos de venta o incluso “la compra vendrá a nuestra casa en lugar de tener que ir a buscarla a la tienda”, apunta Joan Riera, experto en el comportamiento del consumidor de Kantar.
Con este expertise, no es de extrañar que desde Pascual extrapolen su conocimiento y analicen cómo será la leche del futuro. Una cosa, para Joaquín Lorenzo, director de Compras Agro de la compañía, está clara: habrá vacas en 2069. Para él, la clave es pensar en una figura tan necesaria como el ganadero. “Debemos trabajar el bienestar del ganadero, no solamente el animal”. Asimismo, la automatización de las granjas, donde el software y la robótica serán protagonistas, “mejorarán la productividad de la ganadería y harán la vida más fácil asu labor”, añade. En este sentido, la tecnología se instalará en las granjas y hará que las vacas del futuro no produzcan solo leche, sino también datos.
Según Sofía Pérez, el futuro pasa por “aplicar nuevas tecnologías de medición, recopilación y análisis de datos para el estudio y la predicción de procesos”. Todo con el fin de mejorar todas las fases del proceso de obtención de la leche. De la granja a las fábricas. Éstas también tendrán un papel más relevante allá por 2069. Los nuevos procesos de producción acortarán al mínimo la etapa desde la vaca hasta la casa.
Así lo pronostica el Jefe de Producción del Complejo Industrial de Aranda de Duero de Calidad Pascual, Rodrigo Zanetti: “los productos saldrán muy rápido de la fábrica para conseguir llegar casi inmediatamente al mercado y al consumidor. Vamos a ir a un producto just in time. “Leche recién ordeñada y puesta en tu nevera en cuestión de horas”. Pero ¿qué pasará con esta leche? ¿Verá modificadas sus características nutricionales con este ajuste de tiempos? No. “El proceso será más transparente, mejorando las propiedades de la leche”, añade. En realidad, existirá un consumidor más cercano al campo, donde la fábrica no será la principal protagonista. “Me imagino una fábrica más ágil, con menos hierros, más flexible y conectada, donde poder ver el estatus de mi leche desde el ordeño hasta mi casa”, puntualiza.
El reto -para Zanetti- es trabajar con “una tecnología diferente e innovadora que conserve todas las propiedades nutricionales, que afecte muy poco al producto y sea respetuosa con el medioambiente”. La digitalización de las fábricas y ganaderías dará acceso al consumidor a una gran cantidad de información en tiempo real, lo que le convertirá en el más entendido de la historia.
Consumidores que son únicos, porque aunque sólo un 0,1% del material genético cambia de una persona a otra; este mínimo porcentaje ya condiciona nuestras necesidades nutricionales. En este sentido, el producto avanzará hacia la personalización. Es decir, la leche se adaptará a cada consumidor, quien, a través de las nuevas tecnologías, podrá elegir entre los diferentes nutrientes que son necesarios para su rutina.
El futuro, además, para la directora de I+D de la empresa de alimentación, pasa por trabajar ya desde la materia prima, con la posibilidad de poder incluir micronutrientes en la dieta de las vacas . Así “podremos obtener materias primas con un perfil nutricional mejorado”, señala. Por todo ello, es obvio que el concepto de leche cambiará en los próximos 50 años, así como el formato en el que se presentará. “Envases de economía circular a partir de desperdicios de otro proceso, por ejemplo, las heces de la vaca”, se imagina M. Cruz Córdoba, responsable de desarrollo e ingeniería de materiales E+E de Calidad Pascual. Estos envases, además, nos informarán y sancionarán por mal uso. La sostenibilidad y la conciencia medioambiental será requisitos esenciales para los consumidores del futuro que, según Emma Barrios, responsable de Investigación de Mercados de Calidad Pascual, “trabajarán de la mano de las marcas”.
Las innovaciones tecnológicas repercutirán también directamente en los datos que se ofrezcan al consumidor. “No vamos a ofrecer la información imponiéndosela, sino que el consumidor participará en el desarrollo de los nuevos productos y en la forma de distribuírselos”, apostilla Zanetti. Algo parecido a la interconexión que describió Zemeckis en Regreso al futuro. Pero que no cunda el pánico. Nadie podrá hacer desaparecer la leche del desayuno ni los pasos más tradicionales que forman parte de nuestra alimentación. Ya sea 2019 o 2069, las buenas tradiciones no cambiarán.