24/07/19 Fuente Nestlé.
¿Los lácteos son buenos para la salud o por el contrario nos pueden provocar algún daño si abusamos de ellos?
Incluir dos lácteos al día, ya sea leche, yogur o quesos, puede contribuir a complementar nuestra alimentación, aportando nutrientes clave, además de seguir con el patrón alimentario de la dieta mediterránea.
También se puede llevar una dieta saludable sin incorporar lácteos a nuestra alimentación. Nutrientes como el calcio, podemos obtenerlos de otras fuentes como las legumbres, verduras de hoja, semillas, frutos secos, aunque es más difícil llegar a la recomendación de ingesta diaria recomendada porque la biodisponibilidad del calcio en los lácteos, parece ser mayor que la de otros alimentos.
La eliminación de la leche en personas que no están diagnosticadas de una alergia o intolerancia a este alimento, no aporta ningún valor a su alimentación ni a su salud, siendo incluso perjudicial sino se hacen los ajustes dietéticos adecuados.
¿Cuáles son las principales diferencias entre la intolerancia y la alergia?
Las alergias provocan alteraciones del sistema inmune producidas por la exposición a uno o varios alérgenos. Los síntomas aparecen rápidamente y los más comunes son de tipo respiratorio y dermatológico, incluso algunas personas pueden sufrir reacciones graves como el shock anafiláctico que requiere tratamiento urgente, pues puede ocasionar la muerte.
En cambio, las intolerancias alimentarias están mediadas principalmente por la alternación de algún proceso digestivo. Los síntomas suelen ser de carácter digestivo, como diarrea, vómitos y dolor abdominal y no aparecen de forma súbita.
En casos de personas alérgicas o intolerantes es importante revisar siempre los etiquetados de los productos. Desde diciembre de 2014 es obligatorio informar sobre la presencia de 14 alérgenos, entre ellos la leche, tanto en alimentos envasados como en los servidos en restaurantes.
¿Qué es exactamente la alergia a la proteína de la leche?
Es una reacción adversa del organismo frente a las proteínas de los lácteos, que se manifiesta en el primer año de vida, pero que se resuelve en la mayoría de los casos a medida que avanza la edad. En España la prevalencia es de un 2% aproximadamente.
Su tratamiento pasa por la eliminación total de todo tipo de leche (vaca, cabra, oveja, etc.), así como sus derivados o alimentos que los contengan. En lactantes, se puede adaptar la dieta de la madre que da el pecho o usar fórmulas especiales con hidrolizados de proteínas.
Es importante destacar que la leche o sus componentes, son ingredientes muy habituales en alimentos procesados, incluso en aquellos que no se espera la contengan, por ejemplo, embutidos, fiambres, pan, cereales de desayuno, etc.
¿Qué nos puedes decir sobre la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia la lactosa o al azúcar natural de la leche, produce daños digestivos debidos a la disminución de la actividad o ausencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que se encarga de digerir este azúcar.
Su tratamiento dietético se basa en eliminar además de la leche y sus derivados, todos los alimentos que contengan lactosa. Su prevalencia va del 15 al 34%.
Existen diferentes grados de intolerancia a la lactosa, es por ello que algunas personas con intolerancia a la lactosa pueden tomar el yogur, el kéfir y algunos quesos, especialmente los curados, pero otras son más sensibles y no los toleran.
En este caso también se recomienda vigilar algunos alimentos que pueden contener lactosa como los productos de panadería, pastelería y bollería, embutidos, cereales para el desayuno, cubitos de caldo, sopas de sobre, salsas, platos preparados, etc. Aun así, actualmente hay una gran oferta de leches y derivados sin lactosa.
Tanto en caso de alergia o intolerancia la lactosa, las bebidas vegetales a base de cereales, legumbres, semillas o frutos secos, cuando están enriquecidos en calcio y vitamina D, pueden ser una buena opción.
Si hay problemas cardiovasculares, como, por ejemplo, colesterol elevado ¿debemos dejar de tomar lácteos?
Los productos lácteos contienen grasas saturadas, y es por ello que se limita su consumo en personas con colesterol alto. Pero siempre hay la opción de tomar yogures y leche desnatada o quesos bajos en grasa como el queso de burgos.
Actualmente no existe evidencia científica suficiente y las pruebas son aun confusas, pero hay indicios de que el consumo de grasas saturadas a través de los lácteos podría no estar asociado a mayor riesgo de sufrir algunas enfermedades cardiovasculares. Recientes trabajos de revisión sugieren que los lácteos pueden no estar implicados en el incremento del riesgo cardiovascular, aunque estos estudios no suelen distinguir entre lácteos enteros o bajos en grasa.
La recomendación es siempre acudir al profesional de la salud para que valore cada caso de forma individualizada.
Y para concluir ¿es cierto que si no tomamos suficientes lácteos a la larga podemos sufrir osteoporosis?
La osteoporosis se asocia a la fractura ósea. El aporte adecuado de calcio y por asociación de los lácteos, se ha relacionado con un menor riesgo de osteoporosis, sin embargo, existen otros muchos factores clave como: el nivel y tipo de actividad física, la ingesta de vitamina D, la exposición solar, el consumo de otros alimentos, también fuentes de calcio y nutrientes relacionados con la salud ósea como el manganeso o la vitamina K, y el consumo de tóxicos como el alcohol o de tabaco y la exposición al humo.
Pero, la evidencia científica más actual indica que una ingesta superior a las recomendaciones y los suplementos de calcio y vitamina D no se asocian a un menor riesgo de fracturas por osteoporosis.