09/11/18 Fuente La Razón. La caries dental es una enfermedad infecciosa de etiología multifactorial que se caracteriza por la destrucción localizada y progresiva del tejido dental, que puede producirse en cualquier momento de la erupción dental.
Un estudio realizado en 2010 considera que la lactancia es un factor protector en el desarrollo de la caries, los niños estudiados que fueron alimentados con leche materna desde el nacimiento hasta los dos años de edad se encontraban libres de caries, mientras un 84 por ciento de los niños que no toman leche materna desarrollaron caries.
La leche materna no produce la descalcificación del esmalte, es más la leche materna contiene proteínas como la caseína que junto con el calcio y el fósforo se unen al mineral que recubre los dientes (hidroxiapatita) dificultando que el «Estreptococo Mutans», bacteria responsable de la caries, se adhiera a la superficie del diente para destruirlo. Además, para extraer la leche, el pezón debe situarse entre el paladar duro y blando de la boca del bebé. Por lo tanto, la leche no toca el diente, sino que entra directamente a la garganta del bebé.
En cambio, con el biberón la leche va directamente a la boca y de forma continua cuando el bebé succiona, hecho que no sucede con el pecho. El bebé es capaz de hacer succiones no nutritivas en las cuales no saldrá nada, aun estando toda la noche con el pezón en la boca.
Además las bacterias causantes de la caries necesitan azúcares, siendo la sacarosa por excelencia el azúcar más cariogénico. Cada vez que estas bacterias entran en contacto con los azúcares procedentes de los alimentos, se produce ácido, que ataca los dientes degradando el esmalte y desarrollándose la caries.
La leche materna contiene lactosa (azúcar de la leche), un disacárido formado por glucosa y galactosa, la descomposición de la lactosa en glucosa y galactosa se produce en el intestino delgado, o sea, en la boca no hay glucosa procedente de la leche materna. Su presencia en la boca probablemente sea debida a otros alimentos y no a la leche materna, dado que, la lactosa es el menos cariogénico de los azúcares. Entonces, a la hora de andar a la caza de responsables de la caries busquemos en otros azúcares de la dieta, no en la leche materna.
Pero aún hay más beneficios con la lactancia materna, la cavidad oral se va a desarrollar de forma óptima, gracias a los movimientos de succión – deglución- respiración, y el riesgo de maloclusiones dentales es mucho menor.
Por todo lo dicho, no es difícil deducir donde está el riesgo de caries.
Todos los profesionales sanitarios, odontólogos incluidos, son responsables de proteger y promover la lactancia materna según la evidencia más actual y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. No debemos mal asesorar a las madres con evidencias cuestionables, ni culpabilizarlas por seguir amamantado más allá de los dos años.
La responsabilidad del profesional es impulsar acciones dirigidas a reducir factores que sí están demostrados que influyen en el desarrollo de la caries, tenemos el compromiso de asesorar a las familias en cuanto a disminuir el consumo de azúcares y fomentar una correcta higiene dental. Sin obviar que la caries es una bacteria que se transmite de una persona a otra y deberían evitarse hábitos que sí pueden ser nocivos, como el besar al bebé en la boca, probar o soplar la cuchara con la que va a comer el bebé, pues de esta forma involuntariamente estamos transmitiendo bacterias en su boca.
Al contrario de lo que se divulga erróneamente, la leche materna no es cariogénica, sino más bien, existe una fuerte correlación entre la lactancia materna exclusiva y prolongada y la protección contra la caries.
Estudios que relacionan la lactancia materna prolongada con el riesgo de caries existen, pero su rigor científico está cuestionado al tratarse de diseños metodológicos con muy baja calidad y nula fiabilidad. Por otra parte, ningún estudio evidencia por ahora, que adelantar el destete reduzca el riego de padecer caries.