Estudio afirma que lácteos no generan incremento de peso

07/11/2019

La Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) reveló nuevos estudios sobre mitos vinculado al aumento de peso, a consecuencia del consumo de lácteos, en el que concluyeron que toda alimentación debe cumplir con las leyes de cantidad y no en la eliminación absoluta.

Del mismo modo, explicaron que también influye la calidad, armonía y adecuación, lo que se traduce en que debe ser suficiente, completa y respetar una proporción equilibrada de nutrientes que finalmente serán aptas para cada individuo.

Desde la Sociedad Argentina de Nutrición descartaron la idea de eliminar el consumo de lácteos para bajar de peso, porque no encontraron evidencias que asocie esas variables. Subrayan que estudios epidemiológicos muestran una vinculación en el consumo de algunos lácteos y la prevención de la ganancia de peso a largo plazo.

A pesar de que la leche contiene grasas y carbohidratos, es considerada un alimento de baja densidad calórica debido a su elevado contenido de agua, la cual es parte de su composición natural. Son alimentos de baja densidad energética, es por ello, que aportan pocas calorías en relación con su peso o volumen.

Otro mito sobre el cual disertaron fue que “se debe eliminar los lácteos de la dieta si se tiene colesterol alto”, al que calificaron de falso, porque a medida que aumenta el consumo de lácteos, disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular (ACV).

Especialistas de SAN refirieron que mediante los lácteos se obtiene el calcio necesario para formar huesos y dientes, se mantiene la presión arterial equilibrada, los músculos adquieren fuerza y salubridad, además de mantener un peso corporal acorde.

En este sentido, el portavoz de Reviewbox, Julio García, indicó que “los estudios dan valor agregado al consumo de la leche como fuente de calcio, pero también esos beneficios lo aportan el queso o el yogur. También los productos que no son lácteos como: sardinas, salmón, mariscos, y en las verduras y legumbres, la col, el brócoli, el garbanzo, la judía blanca, entre otros”.

Los estudiosos de la nutrición recomendaron el consumo de tres porciones de lácteos por día de preferencia descremados, durante toda la etapa de vida de los individuos. La diferencia fundamental entre la leche entera, la leche descremada y la semidescremada, radica mayormente en el contenido de la grasa.

Dos vasos de leche descremada no aportan grasas saturadas y solo contienen 10 mg de colesterol, cuando el límite de consumo diario se ubica entre los 200 y 300 mg.

Respecto a las personas con intolerancia a la lactosa aclararon que es falso que deban dejar de consumir lácteos, sino más bien recurrir a productos en el mercado que tengan reducción de lactosa tanto en leches, quesos y yogur.

Añadieron otras aseveraciones como la hidratación con leche al terminar una actividad física para la rehidratación, en reemplazo de las bebidas isotópica o el agua, debido a que la leche tiene nutrientes como hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas, que lo convierten en un alimento completo.